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ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 31

Una Aproximación a la Obra Pictórica

de la Artista Amelia Pisaca

Orlando Betancor

Universidad de La Laguna, Facultad de Derecho

obetanco@ull.es

Resumen

Este artículo analiza la obra pictórica

de la artista canaria Amelia Pisaca desde

tres aspectos claves: su técnica, su trayectoria

plástica y sus referentes iconográficos. Su

pintura, inspirada en una estética claramente

surrealista, es el resultado de un trabajo laborioso

y detallista, donde el dibujo, el color y el

estudio de la composición tienen un papel preponderante.

Esta pintora, a través de su poderosa

imaginación, ha mostrado a lo largo de

los años unas creaciones caracterizadas por

su sensibilidad y profundo lirismo. Asimismo,

en este estudio, se realiza una valoración de

sus influencias artísticas y el papel que la literatura

tiene en su plástica onírica y sensual.

Palabras clave

Pintura canaria, Surrealismo, Arte Contemporáneo

del siglo XX.

Abstract

This article analyses the pictorial work

of the canary artist Amela Pisaca from three

essential aspects: her technical, her plastic

work and her iconographic references. Her

painting, inspired in a clearly surrealist aesthetic,

is the result of a laborious and detailed

work, where the drawing, the colour and the

study of the composition have a preponderant

role. This painter, through her big imagination,

has shown during the last years some creations

characterized by their sensibility and deep

lyricism. Likewise, in this essay, it has been

realized one valuation of her artistic influences

and the role that the literature has in her dream

and sensual plastic.

Key-words

Canary painting, Surrealism, Art of the 20th

century.

Vegueta. Número 11. Año 2009 - 2010

Anuario de la Facultad de Geografía e Historia

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

ISSN 1133-598X. Páginas 31 a 38

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 32 1. Introducción

Este ensayo pretende mostrar una aproximación al discurso plástico de la artista Amelia Pisaca a través de tres elementos fundamentales: su técnica pictórica, caracterizada por el uso de un color intenso y la minuciosidad de sus acabados, una breve visión sobre su labor creadora tanto en España como en el extranjero y un estudio general sobre los referentes temáticos que han caracterizado su obra en los últimos veinte años. Para ello se han utilizado los artículos críticos que se han publicado en periódicos y revistas especializadas en Artes Plásticas sobre la artista desde 1991 hasta la actualidad. Igualmente, los catálogos de sus exposiciones han sido un elemento de investigación esencial para este trabajo, así como una serie de entrevistas realizadas a la pintora, en los últimos meses, para conocer su punto de vista sobre su arte.

Amelia Pisaca nace en Santa Cruz de Tenerife, en el año 1966, y es licenciada en Bellas Artes, en la especialidad de Pintura, por la Universidad de La Laguna. La autora ha presentado a lo largo de los años una obra que nos habla de deseos de evasión y de liberación de los instintos. Su pintura representa el triunfo de la imaginación, un canto al erotismo y a la alegría de vivir. La artista se inspira en el mundo de los sueños, las visiones del subconsciente y las teorías freudianas, creando un lenguaje pictórico de claras reminiscencias surrealistas. Su producción plástica es un universo lleno de imágenes que provienen de mitos antiguos, leyendas clásicas y ritos paganos. Describe sorprendentes criaturas que surgen de los sueños y de las más delirantes fantasías. Sus cuadros representan fabulosos animales que salen de viejos códices, de antiguas cartas de navegación y de pergaminos medievales. Son seres que forman una extraña fauna que recorre los lienzos y los dibujos de esta pintora.

2. Técnica Pictórica

La técnica de esta artista es depurada y detallista, pues cada elemento de sus obras está realizado con un gran esmero. En ésta sobresale la utilización del aerógrafo que emplea siempre a mano alzada. Éste consiste en una pistola de aire comprimido, cargada con pintura, que se utiliza para crear diferentes matices sobre una superficie determinada. La pintora emplea generalmente en sus composiciones uno de doble acción que proporciona efectos cromáticos de gran precisión, lo que le permite variaciones muy sutiles en el dibujo, una mayor gradación de tonos sobre el cuadro y una gran rapidez de ejecución en las veladuras. Su fascinación por esta técnica surge al contemplar en un programa de televisión su manejo por parte del artista H. R. Giger (Suiza, 1940), que utiliza el aerógrafo como técnica predominante dentro de su plástica. Después, indagará en la obra de este polifacético creador y adquirirá su primer aerógrafo. De este pintor le interesa el profundo erotismo de las figuras, la simbología sexual, la presencia de criaturas embrionarias en continuo estado de mutación, las referencias esotéricas y su delirante mundo onírico. A diferencia de éste, que se caracteriza por una pintura de tonalidades oscuras donde predomina el negro, esta pintora emplea siempre colores claros y luminosos. También, la obra de esta autora canaria difiere de este creador en su temática, pues el universo pictórico de Giger está dominado por elementos orgánicos, que se mezclan con extraños aparatos, dando vida a unas inquietantes criaturas biomecánicas dentro de una estética de inspiración futurista, mientras que la plástica de Amelia Pisaca representa un mágico edén, un exuberante paraíso, bañado por la envolvente luz del trópico.

El color es un aspecto fundamental en la obra de esta pintora. Ésta utiliza toda la gama cromática, jerarquiza las diferentes tonalidades dentro de sus cuadros y juega con la combinación de luces y sombras. Los colores de sus lienzos, cálidos y brillantes, se plasman en unas composiciones llenas de sensualidad y erotismo. Funde los distintos tonos con su entorno creando, de esta forma, sugerentes atmósferas. Si se observa detenidamente un detalle concreto de alguna de sus obras, se puede ver claramente que la autora no utiliza un único color puro, sino que en éste existe una amplía variedad de matices cromáticos. Además, a la hora de emplear un determinado tipo de pigmento, la artista se decanta por la pintura acrílica por su inmediatez y rapidez de secado. Sus cuadros, estudiados con minuciosidad, se confeccionan tras un detenido análisis de la composición. Previamente a la realización de una obra, la artista realiza un gran número de bocetos de cada uno de los detalles de sus cuadros. Dibuja aisladamente las imágenes y luego las integra dentro de los mismos. En este laborioso proceso creativo, la pintora suele diseñar primero la estructura de las figuras, luego va creando su apariencia externa y, después, las recubre con finas capas de color. A continuación, define los fondos de sus complejas escenografías, caracterizados

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por deslumbrantes elementos arquitectónicos

y elaboradas perspectivas. En último lugar,

añade los efectos del aerógrafo sobre la superficie

del lienzo, dándole un singular aspecto

onírico. En sus creaciones, cada elemento

está claramente definido y nada se deja al

azar. La artista distribuye con racionalidad las

distintas imágenes, agrupa los personajes con

esmero y elige cuidadosamente la ubicación

de sus figuras. Éstas se encuentran relacionadas

entre sí a través de una red de líneas,

a semejanza de una tela de araña, lo que le

proporciona una apariencia unitaria al lienzo.

Amelia Pisaca suele emplear grandes

formatos para la realización de sus obras. Varios

de sus murales tienen más de cinco metros

de largo, divididos por módulos. En la ejecución

de alguno de sus cuadros ha empleado

más de año y medio de trabajo. La autora suele

decir que hace obras de dimensiones considerables,

porque en su complejidad está su

grandeza. Igualmente, le interesa combinar en

sus lienzos elementos opuestos como lo opaco

y lo transparente, lo pesado y lo ligero, para

reflejar la eterna dualidad entre el día y la noche,

el principio masculino y la esencia femenina,

y el concepto de nacimiento y el postrero

fin de la muerte. En cuanto al tratamiento de

la luminosidad, la artista prefiere el tipo de luz

rasante del atardecer propia del renacimiento

italiano. Asimismo, nos sorprende con sus audaces

efectos de “trompe l’oeil” (trampantojo),

entre los que destacan los murales realizados

en varios inmuebles de la región del Veneto,

en Italia.

A la hora de plasmar en imágenes

su creatividad parte siempre de la abstracción,

pues le resulta más fácil sintetizar de la

realidad que le rodea. Así, valiéndose de la

memoria, reconstruye una visión del mundo

exterior con una apariencia de verosimilitud,

sin apoyo de referencia fotográfica alguna,

que da como resultado una imagen figurativa

construida mentalmente. El valor de sus obras

ha quedado, muchas veces, minimizado por

su variedad cromática, pero existe un discurso

intelectual detrás mucho más rico de lo que se

puede apreciar a simple vista. En palabras de

la autora, lo verdaderamente interesante de

sus lienzos es la estructura, el armazón que

da forma a la composición, y no únicamente

el empleo de la gama cromática. Para ella es

de esencial importancia la distribución de los

planos pictóricos, las direcciones de las líneas

geométricas y los juegos de luces en sus creaciones.

A la pintora le atrae especialmente el

dibujo, en su práctica artística, pues éste es

una fuente de experimentación que le permite

liberar sus fantasías de una forma muy creativa.

Entre las obras que ha ilustrado destaca

Bajo el árbol del Mundo. La puerta del Infierno.

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 34 el libro de Luis Feria, titulado Tres Cuentos, dentro de la colección “El Quicial”, publicado en 1994. La ilustración central de este texto, basada en uno de los relatos del mismo, nos sorprende por su intensidad dramática y su descarnado erotismo.

La artista reconstruye una imagen de la naturaleza, pero vista a través de su propio lenguaje plástico, en el que tienen especial importancia el trazado de “las líneas de fuerza” y su red mayor, donde están imbricadas, formando una composición lineal; y los claroscuros que proporcionan un peso físico a las figuras, sin ser excesivo, dentro de un concepto de elegancia formal. En sus lienzos se puede apreciar la presencia de una atmósfera unificadora mediante una gran veladura que se extiende por toda la composición. En ellas tiene especial interés el tratamiento de los reflejos de los objetos y sus corrientes de luz internas, que generan un efecto de luminosidad cristalina. Según la pintora, el conjunto es una sinfonía de luces, relacionadas entre sí, pero a la vez perfectamente diferenciadas, mientras sus suaves bordes quedan en “maceración”. La elaboración de sus obras es un proceso estratificado, definido por su lentitud de ejecución, que está deliberadamente buscado dentro de su concepción personal de la pintura. Asimismo, sus composiciones recrean una selva, de inspiración darwiniana, donde aparecen y desaparecen diferentes organismos por selección natural.

La pintora, a través de su obra, establece un singular juego intelectual con el espectador para buscar significados ocultos y sutiles claves alegóricas en sus lienzos. En éstos, el elemento visual más importante, que sintetiza el concepto del mismo, suele estar escondido o encontrarse en un segundo plano, envuelto en una atmósfera onírica. Todas sus escenografías conducen a una determinada imagen, que permanece oculta generalmente en el fondo del lienzo y que acostumbra ser de pequeño tamaño, en este diálogo visual que la pintora mantiene con su público.

3. Trayectoria Plástica

La trayectoria artística de esta pintora está dividida en tres etapas claramente definidas. La primera comienza con su exposición individual en el Banco de Bilbao de La Orotava, celebrada en 1987, y concluye con su muestra en la Caja de Ahorros de Canarias en La Laguna en 1990. En este momento, la obra de Amelia Pisaca muestra un universo cálido y sensual en continuo cambio y transformación. En sus composiciones se observan dos elementos básicos fundamentales, la vida y la muerte, en un ciclo biológico que tiene como base una constante mutación. Los personajes de sus lienzos recuerdan a organismos primarios que no llegan a desarrollarse del todo y que se transforman en extrañas criaturas provenientes de una dimensión desconocida. Asimismo, su pintura muestra seres insólitos que habitan en sorprendentes mundos situados en los confines del tiempo y cuyos gestos nos hablan de sensuales coreografías en un baile de los sentidos. Igualmente, nos transporta a un universo de deseos inconscientes que nacen de nuestras visiones más irreales y de las imágenes que nos asaltan en los sueños. Especialmente interesante, en este período, es la faceta de la artista como retratista. Los retratos, realizados en esta época, son críticos, divertidos e irónicos que analizan bien la psicología del personaje. Ella representa a sus modelos de manera poco convencionales y añade elementos mitológicos a sus composiciones. Destacan las imágenes de niños, subidos en caballos y dragones voladores, el retrato de un acupuntor, cuyas agujas se distribuyen en el lienzo, como los anclajes que se describen en un pasaje del libro Los viajes de Gulliver, acompañadas de frases textuales que actúan como puntos de sujeción. También, sobresalen en este museo imaginado el

El Jardín de las Delicias.

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retrato del cocinero Pierino, el de un poderoso

caballero sobre un unicornio alado y la imagen

de la faz de una joven, convertida en una

planta, símbolo de la fecundidad. Igualmente,

impresiona por su fina ironía y sentido del humor

el titulado “Mefistófeles”. En esta etapa,

la artista sale de nuestras fronteras insulares

y viaja primero a Barcelona. Posteriormente,

se dirigirá a Italia y Suiza, donde trabaja como

profesional libre de la pintura.

Su segunda etapa pictórica se inicia

con su exposición en el Ateneo de La Laguna

en 1992 y concluye con la muestra titulada

“Paparrucha”, en la Galería Magda Lázaro, de

Santa Cruz de Tenerife, en 1999. Es un período

más rico y más analítico, donde el dibujo

tiene especial protagonismo, pues le permite

desarrollar nuevas vías de experimentación:

Parte de ideas y conceptos más sencillos, más

depurados, inspirados en las formas geométricas

y también en la mística oriental. Ha llegado

a una síntesis de elementos y de temáticas

que sorprenden por su fuerza y luminosidad.

Se interesa por plasmar diseños más definidos,

lineales y concretos. Este nuevo lenguaje

está orientado hacia el dibujo, pues le permite

ser más intuitiva, investigar más en el detalle y

profundizar en los temas que la naturaleza le

proporciona1.

La obra que muestra en esta fase refleja

elementos más sintéticos, después de

haber realizado una pintura dominada por la

sensualidad de las formas e imágenes barrocas,

que formaban ciclos de nacimiento y de

muerte. En este momento desaparece la apariencia

de frondosidad que caracterizaba a su

plástica anterior y la artista se muestra más introspectiva

en el proceso creativo. Representa

en sus lienzos la imagen del árbol sagrado,

generador de la vida, pero la apariencia de su

tronco y de sus ramas se simplifica al máximo.

En este período, la actividad de esta pintora

se concentra en la región italiana del Veneto

donde realiza un gran número de retratos, pinturas

y murales para empresas y particulares.

Allí, presentará dos exposiciones individuales

en salas de arte de la ciudad de Venecia. Al

mismo tiempo mantiene su vinculación con

algunas galerías de la Isla, donde expone

sus pinturas en varias ocasiones. Después,

abandonará la Península Itálica y se asentará

durante casi un año en la ciudad de Sevilla,

donde realiza una exposición en la Sala Picalagartos,

para regresar más tarde a Tenerife.

Su tercera y actual etapa tiene como

máximo exponente la exposición titulada “Cortejo

Barroco”, celebrada en la Sala de Caja-

Canarias en La Laguna, en septiembre de

2006. En esta época de madurez, su discurso

plástico es más rico visualmente y se observa

una gran disciplina en el proceso creativo. El

cuadro central de esta muestra, “El jardín de

las delicias”, lienzo emblemático por su intensidad

cromática y esmerado trabajo, representa

una ceremonia nupcial en un reino perdido

en los confines del tiempo. Simboliza un canto

a la fecundidad y a la reproducción de las

especies. Los personajes de este mural son

figuras antropomorfas, mitad seres humanos,

mitad formas vegetales, que se mueven con

voluptuosidad en este escenario onírico. En

esta obra nos impresiona la representación

de unos fascinantes pavimentos de mármol,

distribuidos en forma de damero, que recuerdan

los suelos de los palacios italianos, donde

sus figuras escenifican una danza sensual

en una curiosa partida de ajedrez. Durante

este tiempo realiza los figurines del “Cortejo

de la Tarasca” para el Taller Barroco del

Ayuntamiento de Alcalá de Henares, en Madrid,

en el año 2005. Más tarde, en el año

2007, es seleccionada para participar en la

muestra colectiva “Canarias surreal: centenario

de Juan Ismael”, celebrada en la Casa

de los Coroneles, en La Oliva, Fuerteventura.

Asimismo, destaca su exposición individual,

ese mismo año, en el Museo del Pescador,

en Santiago del Teide, Tenerife. Igualmente,

sobresalen los dibujos realizados en el exterior

de varios locales de Tenerife, a modo de

“graffiti”, donde se aprecia la extraordinaria

imaginación de la artista.

4. Referentes Iconográficos

El primero de los elementos visuales,

presentes en la obra de Amelia Pisaca desde

sus inicios, es el mar. La autora investiga

en los enigmas de las profundidades marinas,

en los misterios de la Atlántida legendaria y

en sus míticos habitantes, en las figuras de

las nereidas, los tritones y demás personajes

que rodean la corte del dios Neptuno. Ella

toma como tema de inspiración la magia de

Novia del aire.

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 36 los fondos oceánicos. Su universo surrealista está habitado por hermosas sirenas que nos seducen con sus gestos. Estos seres mitológicos con cuerpo de mujer y extremidades de pez, que extraviaban a los navegantes, atrayéndolos con la dulzura de sus cantos, danzan alrededor de bancos de peces que mecen sus cabellos y guían sus movimientos. En este mágico jardín submarino, estas criaturas se dejan llevar por el vaivén de las olas y la fuerza de las corrientes. Además, estas figuras, que adornan sus cuellos con collares realizados con coral rojo, cristal de cuarzo y madreperla, ejercen un hechizo embriagador que cautiva poderosamente a los espectadores de sus obras. También, observamos a serpientes marinas que se enroscan en los cuerpos de estas sirenas, realizando complejas coreografías, con movimientos insinuantes y delicados bailes, en los abismos de una Atlántida imaginada. Los personajes de sus lienzos han creado un jardín prohibido, en este universo acuático, en el que todo se encuentra en frenética agitación y en continuo movimiento. Esta pintora representa un mundo onírico, lleno de singulares seres abisales, bancos de peces de brillantes colores y evanescentes medusas que nos sorprenden intensamente. Dibuja en el fondo estrellas de mar de diferentes tamaños, cangrejos de poderosas pinzas y caracolas de intensos colores. Asimismo, en este hábitat, observamos a una indómita serpiente, que es el guardián de este universo sumergido y a criaturas, con múltiples filamentos fosforescentes, que nos guían en este viaje por su obra. También, dentro de esta temática marina, destacan los elementos decorativos diseñados por la artista para la sala El Faro, en Costa Adeje, Tenerife, realizados en el año 2007, donde destaca especialmente el mural “Tierno amor”, convertido en una alegoría sobre los amores imposibles.

El mundo esotérico es el segundo factor determinante de la plástica de esta artista. Le interesa la magia de los alquimistas, los secretos de los antiguos oráculos y los enigmas de la Cábala. Indaga en los misterios de la adivinación, en los inquietantes vaticinios de las pitonisas y en los viajes astrales por el futuro. En su pintura encontramos sorprendentes representaciones de los arcanos del tarot: vemos a la suma sacerdotisa que custodia el templo sagrado, al anciano nigromante, al demonio que representa el deseo y a los amantes que disfrutan de la pasión bajo el poderoso influjo de la luna. También, le atraen los antiguos rituales, presididos por ancianos hechiceros, que invocan el favor de los astros. Asimismo, esta artista profundiza en los sueños premonitorios y en las imágenes que aparecen en la danza del fuego de los altares de antiguos santuarios. Singular exponente de este mundo esotérico es la representación de los personajes del mural, exhibido el año 2006, dentro de su exposición “Cortejo Barroco”: En este jardín de las delicias aparece una corte de príncipes, sacerdotes, magos, bailarines y extrañas criaturas de un voluptuoso tarot que nos contemplan con lascivia2.

El tercer referente clave en su pintura es la naturaleza. La autora representa en sus lienzos un lujurioso vergel, un paraíso idílico, donde habitan los hijos de la tierra. Muchas de las figuras de sus obras se transforman en plantas y flores silvestres como la mítica Dafne que se convirtió en laurel, escapando del dios Apolo. Otras, por voluntad de los dioses, adoptaron la apariencia de cipreses, hojas de acanto o girasoles. Son criaturas de intensos colores que se transmutan en árboles, cuyas raíces nudosas representan a antiguos monstruos desaparecidos. Estos seres están buscando el árbol del bien y del mal, tótem sagrado generador de la vida, en medio de un mítico jardín, junto a los sicomoros, las ceibas, las encinas y las plantas mágicas de los druidas. Esta naturaleza primigenia tiene como exponente el cuadro “Bajo el árbol del mundo”, exhibido en 1993 en el Estudio Artizar de La Laguna. En éste se muestra un ciclo vital de nacimiento y muerte. Sus figuras van entrelazando sus cuerpos en una danza donde se mezcla el principio generador de la existencia y la transformación de la materia. Asimismo, este mundo tropical despertó un gran interés en la exposición colectiva de los alumnos de la “Academia de Venecia”, celebrada en 1997, en Latisana, Italia, pues uno de sus cuadros resultó elegido como emblema para dicha muestra.

Otro factor destacado en la obra de esta artista es la mitología. En su universo pictórico aparece un paraíso desconocido, custodiado por aguerridas amazonas, habitado por curiosos personajes míticos y legendarios que nos sorprende profundamente. Son seres imaginarios que aparecen en antiguos libros de viajes, semidioses cuyas cabezas están cubiertas por coronas de hiedra y espigas de trigo, y singulares demonios, sacados de barrocos grabados, que nos observan con deleite. En este recorrido por la mitología clásica, encontramos la imagen del Jardín de las Hespérides que se encuentra situado al otro lado del deseo. Destaca, en esta temática, la serie de dibujos que tienen como motivo la legendaria figura de Penélope. En uno de los mismos, se observa la mano de esta mítica mujer, en cuyos dedos aparecen reflejados los rostros de sus pretendientes, mientras que un hilo

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conductor rodea toda la escena.

La fantasía es también un tema constante

en su plástica, pues ésta se convierte en

una vía de escape ante la dura realidad. Esta

autora representa un mundo fantástico habitado

por personajes imaginarios, lleno de monstruos

y valientes guerreros que se enfrentan

en combates singulares. Asimismo, la pintora

nos deleita con imágenes de perdidos talismanes

que deben ser recuperados por intrépidos

héroes de leyenda. Éstos buscan el consejo

de los grandes magos en suntuosas cortes,

situadas en lejanos territorios, olvidadas en

un pasado remoto. Luego, se dirigen, impulsados

por los designios de antiguas deidades,

a enfrentarse con enormes dragones y fieras

milenarias que vigilan estos objetos mágicos.

Dentro de este universo fantástico, destaca la

realización de las ilustraciones del libro de Jesús

Callejo, titulado “Bestiario mágico”, en el

año 2000, publicado por la editorial Edaf: En

esta obra Amelia Pisaca nos ofreció una nueva

recreación de esta iconografía artística medieval

adaptada al Tercer Milenio. A través de las

láminas de este bestiario, aparecen animales

insólitos y fabulosos que emergen de mitos arcaicos,

antiguos códices, leyendas y tradiciones

populares. Esta fauna extraña, misteriosa

y alucinante está representada por: el dragón

que lucha contra el caballero de brillante armadura;

el leviatán, monstruo marino de voraces

apetitos, que surge de las profundidades

del abismo para amedrentar a los navegantes;

y la pavorosa quimera que tenía el cuerpo de

una cabra, las extremidades de un dragón y

la cabeza de un león. Además, observamos

a la terrible medusa con su cabeza llena de

serpientes y cuya sola mirada convertía a los

mortales en esculturas de piedra; a las hermosas

sirenas con cuerpo de mujer y extremidades

de un pez que entonaban suaves canciones

de amor; al ave fénix que renace de sus

cenizas como símbolo de la eternidad; y a la

hidra de múltiples cabezas que nos muestra

sus feroces fauces3.

En un lugar preeminente se encuentra

el erotismo, eje central en la plástica de esta

autora, que ha estado presente, de una manera

destacada, desde los inicios de su carrera:

La obra de esta artista es un canto al amor físico,

al deleite de los sentidos y a la alegría de

vivir en medio de noches de blanco satén que

nos sorprenden a cada instante. Esta pintora

investiga el tema del erotismo, la pasión y la

lujuria en su universo pictórico. Sus figuras representan

el triunfo del amor profano y el goce

de los sentidos. Éstas nos invitan con gestos

insinuantes y atrevidas sonrisas a introducirnos

en sus lienzos, repletos de cuerpos entrelazados

que se retuercen en el éxtasis de la

pasión. La sensualidad de sus composiciones

surge de las imágenes del subconsciente colectivo,

del desenfreno de los impulsos y del

frenesí de los amantes, que se entregan al

amor en su paraíso surrealista de juegos sensoriales,

emociones intensas y ardientes fantasías.

El erotismo, que envuelve toda su pintura,

nos ofrece visiones únicas y sugerentes

sobre los deseos insaciables, la satisfacción

de los instintos y la necesidad de amar4 .

Especialmente interesantes son sus

series de dibujos eróticos, llenos de sensualidad

y voluptuosidad, que nos hablan de

noches de lascivia y de profunda pasión. En

estas obras representa un paraíso onírico, habitado

por parejas de amantes que disfrutan

del frenesí bajo el fascinante embrujo de la

luna, mientras nos seducen con su particular

arte de amar.

5. Conclusiones

Esta autora, heredera del deslumbrante

colorido del pintor canario Néstor Martín-

Fernández de La Torre y de la plástica onírica

de Óscar Domínguez, ha mostrado, durante

casi dos décadas, un discurso artístico caracterizado

por su capacidad expresiva y su afán

experimental. De esta manera, ha conseguido

definir un lenguaje claramente personal, reflejo

de su mundo interior, lleno de fantasía y profundo

lirismo. A lo largo de los años, su obra

se ha vuelto más minuciosa en los acabados,

más rigurosa en el tratamiento del color y más

analítica en la concepción de la composición.

Asimismo, su dibujo ha evolucionado hacia diseños

más geométricos, lineales y abstractos.

La artista ha estudiado, en los últimos tiempos,

las diferentes técnicas utilizadas por los

pintores del surrealismo, fundamentalmente

la decalcomanía como forma de representar

los enigmas del subconsciente y el mundo de

los sueños. Además, se muestra interesada

en encontrar nuevas vías de experimentación

cromáticas con el empleo del aerógrafo y los

efectos que éste proporciona sobre la superficie

del lienzo. Actualmente, está investigando

en el campo de las arquitecturas imaginarias y

en las nuevas posibilidades que ofrece la Arteterapia.

En la obra de Amelia Pisaca es palpable

la influencia de artistas como El Bosco

y, dentro de la corriente surrealista, la de pintores

como Salvador Dalí, Max Ernst y René

Magritte. También, le interesa la pintura onírica

de Füssli, el arte de Caspar David Friedrich

y la plástica de Joaquín Risueño. Le fascina la

fluidez de Fragonard, los lienzos de los prerrafaelistas,

los cuadros de John Everett Millais

y la imagen del mundo clásico en la obra de

Lawrence Alma-Tadema. Siente predilección

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 38 Bibliografía

BETANCOR, Orlando (2006): “El jardín de las delicias”, en: A. PISACA, Amelia Pisaca: Cortejo Barroco.

Servicio de Publicaciones de CajaCanarias, La Laguna: 2-3.

BETANCOR, Orlando (2008): “La estética surrealista en la obra de Amelia Pisaca”, Revista de Historia Canaria

190:9-20.

Notas

1 Betancor (2008), p. 12.

2 Betancor (2006), p. 2.

3 Betancor (2008), p.14

4 Idem, p.18

por los dibujos de Daumier y la plástica de Pablo Picasso por su capacidad de combinar la sensibilidad con la fuerza expresiva. Indaga en la obra de los simbolistas, la pintura misteriosa de Gustave Moreau y las imágenes de los mandalas hindúes. Igualmente, la obra de esta pintora refleja un intenso trasfondo literario, pues su discurso plástico está influido por pasajes de la literatura de todos los tiempos. Así, le interesa especialmente la obra de María Zambrano, Salvatore Quasimodo, Apuleyo, Clarissa Pinkola Estés, Truman Capote, Flaubert y Alejandro Jodorowsky, este último, que ha descubierto en fechas recientes, por su componente esotérico. También, le fascinan los cuentos populares de todas las épocas, los de los hermanos Grimm y los de Italo Calvino. Le seduce la estética del cómic con las aventuras de Corto Maltés, la ironía de Ennio Flaiano y especialmente la obra misteriosa de Edgar Allan Poe. De hecho, uno de los dibujos de esta pintora lleva por título “Poe vive entre nosotros”. Se siente deslumbrada por las imágenes de La Odisea y La Ilíada de Homero. Igualmente le atraen poderosamente las memorias de Giacomo Casanova y los sensuales relatos de Giovanni Boccaccio, que son un factor determinante en su obra plástica, por su ironía y por su vena burlesca. Le agrada especialmente la literatura medieval y los libros de viajes. También, se muestra interesada por el discurso visual del cine italiano. Así, investiga el tema de la mujer en la obra de Federico Fellini, en la estética surrealista de Pier Paolo Pasolini y en la atmósfera envolvente de las películas de Visconti.

En esta aproximación a la pintura de esta artista, hemos contemplado su mágico edén, un universo sensorial, repleto de fascinantes criaturas y desbordante vegetación, que refleja su fantasía y poder de evocación onírica. Este espacio idílico, dominado por el erotismo y la sensualidad de las formas, muestra sus claves iconográficas donde están presentes la mitología clásica, antiguas leyendas y el misterioso mundo de la magia. Recientemente, la autora ha puesto en línea su página web, http://www.ameliapisaca.com, donde se puede encontrar gran parte de su obra digitalizada, su currículum y su bibliografía, con artículos a texto completo sobre su plástica. La obra de esta pintora, que puede ser contemplada en colecciones de Canarias, la Península Ibérica, Italia y Suiza, es una poética visual, dotada de poderosas imágenes y deslumbrante colorido, que aporta al espectador múltiples posibilidades de lectura en un sutil juego intelectual que deleita los sentidos.

Nereidas.

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