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ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 61

Una Saga de Venecianos en Gran Canaria:

Los Calimano Nardari

Alexis D. Brito González

Gobierno de Canarias

abrigonr@gobiernodecanarias.org

Resumen

Al finalizar la conquista, numerosos individuos

procedentes de la península italiana

se asentaron en el archipiélago canario. Los

más importantes fueron los genoveses, pero,

también, arribaron venecianos, napolitanos,

florentinos y otros, que se dedicaron, principalmente,

al comercio y al negocio azucarero. Por

ese motivo, no constituye una sorpresa la llegada

de mercaderes venecianos a finales del

siglo XVI, sin embargo sí supone una novedad

que esos mercaderes venecianos formen parte

de un mismo grupo familiar que se dedica al

comercio y entronca con la élite de la sociedad

local. En este artículo, se analizan los motivos

y condiciones de su establecimiento, trayectoria

vital y actividades económicas, así como su

implicación en la sociedad de la isla de Gran

Canaria.

Palabras clave

Extranjeros, venecianos, familia, comercio,

Gran Canaria.

Vegueta. Número 11. Año 2009 - 2010

Anuario de la Facultad de Geografía e Historia

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

ISSN 1133-598X. Páginas 61 a 72

Abstract

Many people from the italian peninsula

settled in the Canary Islands at the end

of the conquest. The genovese was the most

important,t but venetians, napolitans, florentines

and others arrived too, with special dedication

to the commerce and tne sugar business.

This is the reason for that the Venetian

merchants’ arrival wasn’t a surprise at the end

of the seventeenth century. However, it was

a novelty that the Venetian merchants belonged

to a close family group dedicated to the

commerce and connected with the elite of the

local society. This article analizes the causes

and the conditions of their settlement, life trajectory,

economics activities and implication in

the society of the Gran Canaria Island.

Key-words

Foreigners, venetians, family, commerce,

Gran Canaria.

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 62 1. Introducción

La participación de genoveses en la financiación de la fase final del proceso de conquista de las islas propició la entrada y el posterior asentamiento de una nutrida colonia de estos individuos en Canarias. A ellos, les seguirían, poco después, numerosos colectivos procedentes de los más diversos rincones de la península italiana, iniciando así una corriente migratoria que, con mayor o menor intensidad, se mantendría durante todo el Antiguo Régimen. Indudablemente, los más cuantiosos y los más relevantes, tanto desde el punto de vista económico como del social, fueron los ligures, que participaron en la colonización y formación de la sociedad canaria (MARRERO RODRIGUEZ, 1950) e, igualmente, de manera muy activa en la vida económica de las islas durante la mayor parte del Quinientos, aunque centrados, preferentemente, en el negocio y comercio del azúcar (GAMBIN GARCIA, 2004). Diversas familias fijaron su residencia en los principales núcleos urbanos insulares y, mediante sus vínculos familiares y profesionales, incluyeron al archipiélago en una serie de redes económicas que abarcaban desde el Mediterráneo hasta América y el norte de Europa (ROSA OLIVERA, 1972).

Al calor de los genoveses, arribaron a las islas otros italianos. A comienzos del siglo XVI, se localiza en Tenerife al lombardo Jácome de Carminatis y a los florentinos Juan Alberto Giraldin y Bernardo Escarlata (BELLO LEON Y GONZALEZ MARRERO, 1997-1998); en Gran Canaria, residió, temporalmente, el mercader florentino Piero Soperi, mientras que el sastre de igual origen, César Bernardo, casó en esta isla con Inés Guerra1. Aunque en declive, tanto en efectivos poblacionales como en influencia socioeconómica, la corriente migratoria procedente de esa zona va a permanecer durante todo el Antiguo Régimen. En el siglo XVII, los italianos constituían en torno al 10’3% de la colonia extranjera de Gran Canaria, una cifra considerablemente menor que en la centuria anterior, pero aún de cierta relevancia, más económica que numérica (BRITO GONZALEZ, 2002: 78). Al igual que durante el Quinientos, los genoveses conforman el grupo más numeroso dentro de los procedentes de la península itálica. No obstante, en ocasiones, aparecen en la isla individuos de otras zonas como el siciliano Scipion Barata o el mercader veneciano Juan Bautista Tamarino. Esta circunstancia persistirá de manera similar durante el Setecientos. En las matrículas de extranjeros confeccionadas en los años 1765 y 1766, se hallan en Las Palmas los genoveses Jacome Burlando y Domingo Scarzoli, mientras que, en la de 1791, aparecen cinco genoveses y un veneciano asentados en la ciudad; junto a ellos se colocan 21 venecianos, cifra inusualmente alta, debido a la arribada de un navío a la ciudad, lo que se ratifica al constar todos ellos como transeúntes (BRITO GONZALEZ, 1999: 230).

Es, por ello, por lo que resulta sorprendente e interesante la llegada, primero, y posterior asentamiento de un grupo de venecianos en el último cuarto del Seiscientos en Gran Canaria, máxime cuando todos ellos pertenecen a una misma familia: los Calimano. No debemos olvidar que su estancia se produce a caballo entre los siglos XVII y XVIII, hecho que en Canarias coincidió con el comienzo de la crisis vitícola que arrastraría al resto de los sectores económicos, por lo que resulta aún más atractivo averiguar las incidencias en torno a esta familia. A través de las presentes páginas, pretendemos desentrañar sus trayectorias vitales, los motivos que les llevaron a venir a la isla, así como cuáles fueron sus relaciones profesionales y sociales, entre otras cuestiones.

2. Un Mercader Veneciano en Las Palm as:

Gotardo Calímano

La aventura de esta familia comienza con la llegada a la ciudad de Las Palmas del veneciano Gotardo Calímano a finales de la década de 1660, pues, en 1670, ya consta como vecino en la documentación notarial2. De los datos que surgen poco a poco en años posteriores, cuando llevaba algún tiempo residiendo en la isla, parece que no llegó directamente desde Venecia, sino que, con toda seguridad, residió previamente en la Corona española, muy probablemente en Cádiz. En un poder otorgado en el año 1676, solicitaba que se le concediese la naturalización y facultad para tratar en Indias, por estar casado con natural de los reinos, tener casas y tierras, así como llevar más de catorce años en España3, lo cual, de ser cierto, situaría su arribada a territorios de la monarquía española a comienzos de la década de 1660. El mismo año en que aparece como vecino de Las Palmas, contrae matrimonio por poderes con María Enríquez, hija de Miguel Enríquez y Luisa González Mata4.

Sus primeros años en la ciudad se suceden casi desapercibidos en la documentación, que, únicamente, ofrece pequeños apuntes de lo que pudo ser su actividad proV

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fesional. En 1671, se hallaba a punto de viajar

a la Península5 lo que, unido a un poder otorgado

en 1673 a un vecino de Cádiz para que

venda una esclava suya6, refuerza la hipótesis

de una estancia previa en la zona de la Baja

Andalucía. No obstante, a pesar de la escasez

de datos, se puede señalar que fueron años

decisivos en la trayectoria de este individuo.

En primer lugar, mediante la adquisición de

unas casas en la calle que baja de San Francisco

a la de Triana en 467.280 maravedíes,

sobre las cuales situaría, posteriormente, un

tributo de 192.000 maravedíes a favor del licenciado

D. Luis de Padilla7, comienza a hacerse

con la propiedad de bienes inmuebles en

la ciudad, circunstancia que mantendrá durante

toda su vida. En segundo lugar, en 1676,

él y su mujer reciben del capitán D. Miguel de

Meneses la cantidad de 792.000 maravedíes

en préstamo “para buscar su vida en el trato

de mercader”, tal y como señala en la posterior

carta de pago8. Los negocios no debieron irle

mal pues en menos de tres años ya le había

devuelto la cantidad.

Se puede apuntar que la trayectoria

profesional de este mercader veneciano se

estructura en torno a tres ejes: el comercio con

Indias, el comercio con el sur peninsular y el

comercio local. El comercio con Indias constituye,

sin duda, un objetivo esencial en la meta

de este comerciante. Así, se desprende del

primer intento de naturalización que hemos

visto a través del poder de 1676, y decimos

primero, porque habrá otros posteriores, lo

que no es sino una clara prueba de un fracaso

en la obtención de la ansiada carta de naturaleza.

En realidad, la carta de naturaleza para

comerciar con Indias suponía un puro formulismo,

un intento, quizás, de evitar problemas

legales en el futuro, pues, como todo el mundo

sabía, casi todos los comerciantes extranjeros

residentes en las islas trataban con el continente

americano (BRITO GONZALEZ, 2004).

En 1680, volverá a otorgar poder para parecer

ante el Consejo de Indias y sacar licencia

para tratar en Indias y poder pasar a ellas con

mercadurías9. Carecemos de datos oficiales

para saber si, en efecto, consiguió la anhelada

naturalización, aunque, por acontecimientos

indirectos posteriores, parece que no fue así.

No obstante, aún sin contar con dicha naturalización

y, como muchos otros foráneos avecindados

en la isla, Gotardo Calímano llegó a

comerciar con América; así, en 1674 él mismo

hace constar que envía a mercadurías en el

navío “Santa Engracia”10. La escasez de documentos

y la falta de documentación oficial

impiden conocer con exactitud, ni tan siquiera

de manera aproximativa, el volumen de estas

relaciones mercantiles. En 1691, otorgaba un

nuevo poder para cobrar lo procedido de mercadurías

que había remitido a Indias y que importaban

más de 1.920.000 maravedíes, una

cantidad altamente significativa para este período11.

Además, en su testamento de 1692,

señala que había enviado a su sobrino Francisco

Calimano a Indias con mercadurías de

su cuenta12.

El segundo eje de sus actividades

mercantiles lo constituye el sur peninsular.

Las relaciones con esa zona, especialmente

Cádiz, y sus numerosos viajes, como veremos

a continuación, hacen plausible la hipótesis de

una estancia previa en dicha área antes de su

traslado definitivo a Gran Canaria. El primer

viaje del que tenemos constancia lo realiza

en 1671, al poco de su llegada a la isla, pero

sabemos que en octubre de 1683 está nuevamente

de partida para España13, situación que

se repetirá a comienzos de 168714. Estos viajes

personales se complementan con una estructura

de lazos económicos con individuos que

residen, fundamentalmente, en Cádiz, a través

de los cuales desempeña sus ocupaciones en

el oficio. Uno de ellos es David Bernardo, vecino

de Cádiz15, pero, indudablemente, el principal

hombre de negocios con el que mantenía

relaciones Gotardo Calimano era Jerónimo

Gerardi (o Gerardo), igualmente, vecino de la

ciudad gaditana, un nexo que se mantendrá

durante varios años. Ya en 1684, le daba a

éste poder para cobrar y recibir todas las cantidades

que le debían en Cádiz y otros lugares

de España, representarle en pleitos en Cádiz y

demás ciudades de España, así como aceptar

y cobrar letras que le remitiese de esta isla16.

Además, mantenía con él una cuenta de trato

mercantil, lo que nos hace suponer que recibía

mercadurías desde Cádiz y enviaba productos

de la tierra; así, en 1687 fleta una fragata francesa

para llevar trigo y mercadurías a Cádiz,

haciendo escala previa en Fuerteventura para

recoger el trigo, en la cual viajaría él mismo17.

Por último, sus ocupaciones comerciales

se centran en el ámbito local. Como todo

buen mercader, Gotardo Calimano poseía una

tienda en la que vendía tanto productos de importación

como los denominados “de la tierra”,

práctica habitual entre los comerciantes asentados

en las islas (TORRES SANTANA, 1991).

Al igual que en los anteriores ámbitos de negocios,

la carencia de documentos personales

como los libros de cuentas, correo personal,

etc., complica sobremanera la posibilidad de

averiguar el nivel de proyección que poseían

los negocios a nivel local. Sin embargo, a tenor

de los recursos obtenidos, no cabe duda

de que mantuvo una posición significativa

dentro de la colonia mercantil de la ciudad de

Las Palmas durante el último tercio de siglo.

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 64 Al igual que muchos negociantes, mantenía una red clientela con diversas personas que residían en las distintas localidades de la isla. Por ejemplo, Feliciana de San Juan, vecina de Guía, ajustó en 1683 las cuentas que ha tenido con el mercader veneciano y reconoce deberle 351.948 maravedíes de ropa y menudencias que le había entregado18.

Como hemos señalado anteriormente, al carecer de fuentes documentales que ilustren la totalidad de sus movimientos mercantiles no podemos establecer el volumen de sus negocios en los distintos ámbitos de actuación. Para ello, debemos recurrir a noticias e informaciones indirectas, como los reconocimientos de deudas, poderes para cobrar determinadas cantidades o la inversión que realiza en la adquisición de bienes muebles e inmuebles. Al igual que la gran mayoría de sus coetáneos, Gotardo Calímano invierte la mayor parte de sus beneficios en la creación de un patrimonio que le permita ascender no sólo económicamente, sino también socialmente. En la tabla 1 podemos apreciar las inversiones realizadas durante las décadas de 1670 y 1680.

Una primera ojeada a los datos antecedentes apunta a una inversión mayoritaria en bienes inmuebles, principalmente en el medio rural, sobre otro tipo de posesiones, concentrados cronológicamente en la segunda década de su estancia. La explicación a la evolución de las inversiones resulta sencilla y común a otros individuos de idéntica categoría profesional a la del veneciano. Al establecer su residencia, dedica parte de su capital a la adquisición de una vivienda digna, un hecho de especial relevancia por cuanto, en la gran mayoría de los casos, los mercaderes instalaban su tienda en la zona baja de su residencia habitual. Por ello, en 1673 adquiere unas casas en la calle que bajaba de San Francisco a Triana por 467.280 maravedíes. Al mismo tiempo y, al igual que otros comerciantes, como el genovés Bartolomé Bendito que invirtió 362.400 maravedíes entre 1687 y 1688 en la adquisición de varias embarcaciones, muestra un especial interés por la compra de navíos (BRITO GONZALEZ, 2002: 119-120, 298); entre 1679 y 1680 se hace con la propiedad de una fragata que se estaba fabricando en la isla por valor de 360.000 maravedíes19 y, en 1685, una tartana francesa por 420.800 maravedíes20. El aliciente por esta clase de patrimonio no es casual, se trata de una inversión a la que se debe rentabilizar, por lo que no extraña que, en 1680, envíe la fragata recién adquirida con su sobrino Antonio Calímano a los reinos de España cargada de mercadurías21.

Sin embargo, el principal objetivo lo constituye, sin duda, la compra de tierras en distintas zonas de la isla. La primera gran inversión la realiza en 1681, al procurarse el cortijo de tierras montuosas y cultivadas que el licenciado Mateo Pérez de Villanueva, cura de Agüimes, poseía en el pago de Maspalomas por un valor de 1.488.000 maravedíes22; el incumplimiento de los pagos llevó al vendedor a ejecutarlo ante el teniente general, por lo que Gotardo Calimano se defendió, señalando que se rescindiese el contrato y se le devolviesen los pagos hechos, así como las mejoras y fábricas realizadas por él, tal y como fue sentenciada. De esta manera, se procedió a la anulación de la venta y el licenciado Mateo Pérez de Villanueva se vio obligado a reconocerle una deuda por valor de 633.600 maravedíes, que pagaría en dos plazos23, el primero de los cuales sería incumplido, de tal modo que, en pago de la cantidad, se concertó en darle un tributo de 384.000 maravedíes de principal, otro de 144.000 maravedíes, una casa terrera en Vegueta, por valor de 115.200 maravedíes, y 9.600 maravedíes en una deuda24. A pesar de este fallido intento, el interés manifiesto por la posesión de tierras se traduce en una nueva compra, esta vez, a D.ª Agustina de Saavedra Fiesco, de una heredad de viña con arboleda, casas, bodegas y lagar en el lugar de la Vega en precio de 1.152.000 maravedíes25, la mayor parte de ellos –960.000 maravedíes– impuestos sobre la heredad hasta su pago. Este elevado precio obligó a parciales redenciones posteriores del tributo con el fin de aligerar la carga, pues el rédito anual suponía el pago de 1.000 reales anuales26.

Aún así, no se halló conforme con los

Bienes Inversiones (por quinquenios)

1671-1675 1676 - 1680 1681 - 1685 1686 - 1670 Total

Casas 467.280 s.d. s.d. 88.934 556.214

Tierras s.d. s.d. 2.640.000 1.104.000 3.744.000

Navíos s.d. 360.000 420.800 s.d. 780.800

Otros s.d. s.d. s.d. 89.209 89.209

Total 467.280 360.000 3.060.800 1.282.142 5.170.222

Tabla 1. Inversiones realizadas por Gotardo Calímano (1671-1690)

(en maravedíes)

(Fuente: Protocolos Notariales. Elaboración propia.

s.d. sin datos.

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bienes que ya le pertenecían y en 1687 permutó

once fanegadas de tierra que tenía en la

Vega por el tercio de una huerta con sus tierras

y casa en Teror27. Al año siguiente adquirió

un sitio de molino de pan en la Vega con una

bodega en precio de 89.208 maravedíes28 y,

todavía en 1689, se procura veinticuatro fanegadas

de tierras con un horno de teja, árboles

frutales y unas casas en la Vega por un monto

de 1.056.000 maravedíes29. Desde entonces y

hasta su fallecimiento en 1693, decae el valor

de los gastos realizados, aunque no su predisposición

por este tipo de bienes30. Sin embargo,

hemos de apuntar que las inversiones

no se implicaban únicamente en la compra de

posesiones; existe además una preocupación

por el mantenimiento y el buen estado de las

mismas. Vimos cómo, en el breve período en

el que tuvo el dominio del cortijo de Maspalomas,

había realizado mejoras por valor de

178.320 maravedíes y, por esa época, se concierta

con el maestro de cantería y albañilería

Bartolomé Suárez Carreño para realizar una

serie de obras en su casa31.

Lo que no cabe duda, a tenor de los

datos ofrecidos, es del atractivo que sobre el

mercader veneciano suponía la posibilidad de

hacerse con una serie de propiedades inmuebles,

frente a otro tipo de bienes. No obstante,

debemos admitir que las cifras constituyen

una mera aproximación, toda vez que la documentación

consultada, la notarial por ser

la única que nos permite acercarnos a este

tema, carece de lagunas. Así, resulta curioso

no haber localizado ninguna carta de compra

de esclavos, cuando sabemos con certeza

que a lo largo de su vida fue dueño de algunos

de ellos. En 1676, al recibir los mencionados

792.000 maravedíes del capitán D. Miguel de

Meneses, hipoteca los bienes que tiene, entre

los cuales se halla una esclava, y, en 1682,

vende un esclavo negro y libera al hijo de una

esclava suya32.

A diferencia de otros compañeros de

profesión, podemos apuntar que no se preocupó

en exceso por la obtención de bienes

urbanos, centrándose, fundamentalmente, en

el ámbito rural. Ésta puede conformarse, quizás,

como la nota distintiva respecto al resto

de mercaderes foráneos (BRITO GONZALEZ,

2002: 308-310), aunque tampoco se alejó en

demasía de las actitudes de la mayor parte del

colectivo, pues, como han demostrado otros

trabajos sobre la burguesía mercantil, muchos

de ellos reinvertían buena parte de sus beneficios

en los negocios en la obtención de bienes

inmuebles en el campo grancanario (TORRES

SANTANA, 1991).

Al tiempo que desarrollaba sus actividades

profesionales, Gotardo Calimano mantenía

unas estrechas relaciones familiares,

tanto con su familia de origen como por parte

de su familia política. Se puede decir que las

relaciones con la familia de su esposa fueron

bastante cordiales. Por ejemplo, en 1681, hace

donación a Agustín Gabriel de Torres, sobrino

de su mujer, de diez fanegadas en el término

de Maspalomas, para que pudiese sustentarse

en estado sacerdotal,33 y nombra a fray Diego

Enríquez, su cuñado, como uno de sus albaceas

junto a María Enríquez. Al mismo tiempo,

Calimano no renunció a sus orígenes y mantuvo

los contactos con su familia, tal y como

desarrollaremos en el capítulo siguiente.

La relativa parquedad documental

sobre su trayectoria vital tiene su reflejo en el

contenido de su testamento, igualmente de carácter

sencillo. Su última voluntad se produjo

el último día del año 169234, y, en ella, solicitaba

ser enterrado en el convento de San Francisco,

junto a la pila del agua bendita. Todo

su funeral lo dejaba a cargo de sus albaceas,

aunque les encarga “sea con la mejor ponpa

que pudieren”, dejando únicamente estipulado

que se dijesen por su alma dos mil misas rezadas

a la voluntad de su cuñado, fray Diego Enríquez.

Igualmente, mandaba que se le dijese

perpetuamente una misa cantada al Santísimo

Sacramento en el domingo de carnestolendas

por los religiosos de San Francisco en su convento,

señalando de limosna diez reales que

situaba sobre la hacienda de viña que poseía

en la Vega. Sobre sus contactos y asuntos comerciales,

apenas, concede unas pequeñas

referencias, que ya hemos expuesto con anterioridad.

Fallecería a comienzos de 1693, pues

ya el 16 de enero aparece su viuda otorgando

un poder35. Ella se convertiría en su heredera

universal y mantendría las actividades comerciales

de su marido, pues, en sus testamentos

otorgados en 1710 y 1715, especifica que aún

se le deben cantidades de dinero del tiempo

que tuvo su tienda de mercader36.

3. Una Nueva Generción en Gran Canaria

La llegada de Gotardo Calimano a

Gran Canaria no afectó únicamente a su persona,

sino que, siguiendo una costumbre ampliamente

extendida en el colectivo mercantil,

procuró traer consigo a parte de su familia. No

constituía una novedad la aparición de sagas

familiares comerciales en las que un individuo

alcanzase cierta notoriedad y pidiese o reclamase

la presencia de parientes en las islas.

Así había sucedido en el caso de genoveses

(ROSA OLIVERA, 1972) o flamencos, como

Daniel Vandama (TORRES SANTANA, 1991:

118), por citar a algunos. Por tanto, no suponía

nada extraño que el mercader veneciano

hiciese lo propio en este aspecto.

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 66 El primero en arribar a Canarias fue Antonio Calimano Nardari, sobrino de Gotardo Calimano. Mediante una información de soltería que realizó en octubre de 1685, sabemos que era hijo de Domingo Calimano e Inés Nardari, que procedía de Vicenza en la provincia de Venecia, de donde había salido para Gran Canaria hacía cinco años más o menos, a la edad de diecinueve años37. En efecto, su aparición se produjo a fines de 1679 o comienzos de 1680, pues, en febrero de ese año, su tío Gotardo Calimano le había dado poder para administrar la fragata “El Santo Cristo y San Cayetano”, de la que iba por capitán y maestre a España, y vender las mercadurías que iban en ella38. Al igual que su tío, se dedicó a la actividad mercantil y poseyó tienda en la ciudad de Las Palmas39, pero sus relaciones no se limitaron al entorno de esta ciudad; entre otras cuestiones, en 1686, su tío le otorgaba poder para cobrar de Juan Meliago, vecino de Fuerteventura, 933 reales de mercadurías que le había dado en esta isla para llevarlas a Fuerteventura y venderlas40. A fines de ese mismo año o comienzos de 1687, viajó a las islas de Cabo Verde con mercadurías a su cargo pertenecientes a varios comerciantes (Gotardo Calimano, Juan de la Luz, Guillermo Nicolás y Carlos Descos, entre otros)41, después de lo cual perdemos su rastro, siendo una hipótesis bastante probable la de su fallecimiento en dichas islas, pues el capitán Guillermo Nicolás, mercader inglés, otorga poder, a comienzos de 1688, para cobrar algunas mercadurías, ante la posibilidad de que Antonio Calimano hubiese muerto42.

En las postrimerías de ese año, llegaron a la isla los siguientes miembros del clan familiar: Bartolomé Calimano Nardari, Gotardo Calimano Nardari, ambos hermanos, y su primo Francisco Calimano Nardari. En la información que el primero realizó de su soltería en 1690, señala los motivos que les llevaron hasta Gran Canaria: haviendo tenido carta el d[ic]ho Nicolas Calimano mi padre de el cap[ita]n Gotardo Calimano v[e]z[in]o de esta ciudad her[ma]no de d[ic]ho mi padre para q[ue] le ynbiase un hijo que le asistiese el susod[ic]ho le ynbio a Gotardo Calimano Nardari mi her[ma]no y yo me vine en su compañía juntam[en]te con Fran[cis]co Calimano mi primo her[ma]no y llegamos a la casa de el d[ic]ho mi tio donde es notorio havemos asistido[…]43

Es bastante plausible que el fallecimiento de Antonio Calimano propiciase la necesidad del capitán Gotardo Calimano de algún familiar que le ayudase en su negocio, por lo que escribió a su hermano y, a la llamada, no acudió uno sólo sino que arribaron tres. El mismo Bartolomé Calimano señala más adelante en su declaración que: abra dos años y tres meses que salio de d[ic]ha ciudad de Venecia y que de alli vino derecho p[ar]a esta isla aviendo tocado en cadis donde estubo dos meses y medio y de alli al puerto de la orotava donde estubo quatro o sinco dias y de alli se bino a esta ysla […]

De manera que, a comienzos de la década de 1690, localizamos en Gran Canaria un pequeño clan de venecianos dedicados al comercio, encabezados por el capitán Gotardo Calimano a los que se han unido sus sobrinos Bartolomé, Gotardo y Francisco.

Francisco Calimano Nardari, el mayor de los tres, nació hacia 1658, pues en la testificación que realiza en la información de soltería de su primo Bartolomé declara contar con treinta y dos años. De todos ellos, fue el que menos tiempo residió en la isla. A comienzos de 1691, se encuentra a punto de pasar a Indias llevando mercadurías al puerto de La Guaira44. De su estancia en la isla, apenas quedan más datos, pues desaparece de la documentación, salvo una breve referencia en 1697 que lo sitúa como vecino de La Guaira45.

Bartolomé Calimano Nardari contaba con veinticinco años y medio cuando realizó su información de soltería por lo que debió nacer a comienzos de 1665. En agosto de 1690, contrae matrimonio con María Eugenia Jaimes con la que recibe en dote diez mil reales46. Al igual que el resto de su familia, se dedicó al comercio; avecindado en Las Palmas, había instalado una tienda y sus relaciones en este ámbito no se limitaron a la isla de su residencia. No obstante, parece que sus actividades no fueron demasiado significativas; su presencia en la documentación notarial es mínima y apenas se localizan escrituras de deudas o de otra índole que nos permitan rastrear el ejercicio de su profesión en la isla. Es probable que los negocios no marchasen en la vía idónea, por lo que, en marzo de 1696, se traslada a Indias, en concreto al puerto de La Guaira, probablemente, por hallarse allí su primo Francisco. Sin embargo, en esta ciudad fallecería entre ese año y el siguiente, pues en octubre de 1697 aparece como difunto47; en Gran Canaria dejaría tres hijas, una de ellas fallecida al poco de su ausencia, de las que sería nombrada tutora su viuda48.

4. Gotardo Calim ano Nardari:

l

a Continuidad de la Famili a

De todos los miembros de la familia que llegaron en la segunda oleada, el único que permaneció en la isla hasta su muerte fue Gotardo Calimano Nardari. Nacido en 1668, era hijo de Nicolás Calimano y de Ángela María, llegó a Gran Canaria a finales de 1688 con

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su hermano Bartolomé y su primo Francisco.

Antes de continuar, debemos indicar que la

coincidencia de su nombre con el de su tío

ha propiciado la confusión entre numerosos

investigadores y estudiosos. Así, el Nobiliario

de Canarias señala que D. Fernando Gaspar

Calimano Nardari, del que hablaremos más

adelante, procedía de una familia noble del

ducado de Saboya establecida en Gran Canaria

a mediados del siglo XVII (NOBILIARIO,

1952: I, 429-430); asimismo, afirma que el capitán

Gotardo Calimano Nardari procedía de

Niza y era el primero de su familia avecindado

en la isla, datos que, como hemos visto, resultan

erróneos junto con los anteriores. Pero,

también, se suceden en obras más recientes,

como, por ejemplo, M. L. Iglesias Hernández,

que establece que Gotardo Calimano Nardari

trae a sus sobrinos Gotardo y Bartolomé y

que el capitán y vecino de Las Palmas Gotardo

Calimano Nardari mantuvo contactos comerciales

con el capitán Jerónimo Gerardo,

cuando sabemos que fue su tío (IGLESIAS

HERNANDEZ, 1985: 56, 75-76). Sin embargo,

estas confusiones, aunque lógicas, deberían

ser evitables, pues sólo coincidió temporalmente

con su tío cuatro años, al fallecer éste a

comienzos de 1693.

Aunque, inicialmente, se asentó en la

ciudad de Las Palmas, muy pronto se trasladó

a Telde, donde consta como vecino desde

1691. Al igual que el resto de su familia, se

dedicó al comercio49. En un testamento que

realizó en 1702 indicaba que contaba con

tienda en Telde y con créditos a su favor por

valor superior a 2.976.000 maravedíes repartidos

por una amplia zona que abarcaba Telde,

Agüimes y Tirajana50. Asimismo, había tenido

tratos comerciales con otros mercaderes, sobre

todo con el irlandés Diego O’Shanahan, al

que debía 1.776.000 maravedíes de resto de

sus cuentas. Los negocios debieron ser prósperos,

máxime si tenemos en cuenta que él

mismo declara que sólo había llevado a su segundo

matrimonio algún ajuar de ropa, pues,

en apenas una década, según el primer testamento

realizado en 1702, había adquirido

con su mujer una casa en Telde por valor de

81.600 maravedíes en la que además habían

gastado importantes sumas en fabricar una

sala alta nueva, corredores, escalera de cantería,

cocina, portada, afrentar la bodega, etc;

otra casa terrera en Telde por la cantidad de

73.344 maravedíes y ocho fanegadas de tierra

calma con tres almudes plantados de viña en

el pago de García Ruiz.

No obstante, sus aspiraciones eran mayores y

no se limitaron al ámbito mercantil. Así, desde

1696, se introdujo en el entorno de las rentas

del diezmo de la catedral; ese año arrendó la

de quesos, miel, cera y lana de la ciudad de

Las Palmas en 242.750 maravedíes51; en 1697

volvió a arrendar la misma renta, pero ampliándola

también a la ciudad de Telde en precio de

335.000 maravedíes y, además, la de cabritos

y corderos de Telde por cesión que en él hizo

el mercader Carlos Descos, que había ganado

el remate, en 310.000 maravedíes52. Debió

continuar haciéndolo varios años, pues, en

su testamento de 1702, especifica que cuenta

con cuarenta y siete toneles llenos de vino

procedidos del diezmo de parrales que remató

el año anterior [1701] en 144.000 maravedíes.

Merced a las escrituras de estos remates, sabemos

que, junto a los bienes mencionados,

poseía una hacienda de viña y tierra calma en

la Atalaya, incorporada al patrimonio familiar

con la dote de su segunda mujer.

La entrada en el mundo de las rentas

podemos considerarla como un paso adelante

en el camino del ascenso social. Aunque

no abandonó el negocio mercantil que, como

hemos visto, le fue provechoso, Gotardo Calimano

Nardari se interesó por ascender en la

sociedad insular. Desde su asentamiento en

Telde, comenzó a establecer una serie de relaciones

con los sectores más poderosos de

la sociedad insular; el padrino de su única hija

fue el sargento mayor y regidor perpetuo de

Gran Canaria D. José de la Rocha y el de su

hijo Pedro Manuel fue el capitán D. Fernando

del Castillo Olivares. En su primer testamento,

se nombra como alférez de caballos; en enero

de 1704, fue nombrado capitán de la compañía

de infantería de milicias de Telde, del tercio

del que era maestre D. Fernando del Castillo

Cabeza de Vaca, y en las postrimerías de ese

año, es designado por el corregidor alcalde

real de Telde en las ausencias y enfermedades

de Cristóbal de la Rocha; en septiembre

de 1705, consigue ser nombrado teniente de

castellano del castillo de Santa Catalina (en

Las Palmas) en ausencia del castellano D.

Antonio de Heredia, al cual sustituye tras su

fallecimiento en febrero de 170653. Los datos

son harto elocuentes: en apenas cuatro años,

el mercader veneciano se había incorporado a

las milicias canarias ocupando, poco a poco,

cargos de relevancia significativa. Resulta difícil

valorar hasta dónde hubiese podido llegar

en lo concerniente al desempeño de cargos

militares o administrativos, de no haber sido

truncado por su temprana muerte.

En 1690, contrajo matrimonio con

María Jiménez, hija de Juan Jiménez y Juana

de Flores, con la cual se le entregó en dote

8.926 reales54. Sin embargo, este matrimonio

no duró mucho tiempo, pues un año después

su esposa aparecía como difunta55. En 1691,

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 68 volvió a casarse en Las Palmas con Beatriz de la Paz Betancourt56, con la que recibió en dote la citada hacienda de viña y tierra calma en la Atalaya, alhajas de casa y ajuar, así como 57.600 maravedíes en contado. Con ella, tendría cuatro hijos entre 1696 y 170357: Catalina Nicolasa, Pedro Manuel, Nicolás Francisco y Fernando.

Como muchos individuos de su época, Gotardo Calimano Nardari era un hombre profundamente religioso. Fue especial devoto de San Pedro de Alcántara a cuya advocación fabricó un altar en el convento de San Francisco de Telde, tal y como él mismo señala en su primer testamento. Además por la mucha debosión que e tenido al glorioso padre San Pedro de Alcantara erigi y fabrique un altar en el d[ic]ho conv[en]to con su nicho y en el puse la imagen de d[ic]ho s[an]to padre de que soi patrono [y] p[ar]a después de mis dias y de la d[ic]ha mi muger nombro por patrono de d[ic]ho altar a Pedro Manuel mi hijo y a su desendencia y faltando a los demas mis hijos prefiriendo siempre el varon p[ar]a que este cuide de hasear y reparar d[ic]ho altar y encargo y suplico a la d[ic]ha mi muger que mientras viviere cuide de d[ic]ho altar y de continuar en la fiesta que suelo y acostumbro hacer en el dia de d[ic]ho santo […] En un segundo testamento realizado en 1710, dejaba la limosna para la celebración de dicha fiesta situada sobre la hacienda del pago de García Ruiz (SUAREZ QUEVEDO, 1990).

El capitán Gotardo Calimano Nardari fallecería el 13 de agosto de 1710, cuando contaba con unos 42 años. Aunque en la partida de defunción se señala que mandó ser enterrado en la parroquia de San Juan Bautista de Telde entre el arco de Nuestra Señora del Rosario y el altar del Santo Rey D. Fernando58, existe una lápida sepulcral con su nombre en la iglesia de San Francisco de Telde, perteneciente al antiguo convento de Santa María de la Antigua, lo cual, unido a la voluntad expresada en su primer testamento de ser enterrado en dicho convento junto al altar que fabricó, nos lleva a pensar que su cuerpo se encuentra en la iglesia del antiguo convento franciscano de Telde. Poco tiempo antes de fallecer, realizó un segundo testamento cerrado ante el escribano Pedro Alejandro de Medina, que no hemos podido localizar –y que hubiese arrojado posiblemente algunos datos sobre su vida, negocios, etc.– pero del que se conserva una copia en el Archivo Histórico Nacional (SUAREZ QUEVEDO, 1).

5. Epílogo

En las páginas precedentes, hemos intentado desentrañar los acontecimientos relativos a la llegada, asentamiento y trayectoria vital de una familia de comerciantes venecianos en la isla de Gran Canaria en las últimas décadas del Seiscientos y primeras del Setecientos. Los motivos de la arribada y posterior estancia del primer Calimano se hallan claramente vinculados al entorno mercantil: establecimiento de una casa comercial y negociar desde la isla con diversos puntos del Atlántico, desde África a Europa y América. La inexistencia y desaparición de documentos propios sobre sus actividades económicas –por otro lado, situación habitual en Canarias hasta períodos más recientes– nos impiden profundizar con exhaustividad en las mismas. La documentación notarial se convierte, de este modo, en una herramienta imprescindible y necesaria para acercarnos, de manera aproximativa, a sus negocios mercantiles. A través de ella, hemos podido apuntar la pluralidad de sus ocupaciones que, si bien se hallan centradas en las islas, abarcaban todo el ámbito atlántico: conexiones con Cádiz, envíos de mercadurías a América y África, etc. El volumen de dichos negocios debió ser notable, si tenemos en cuenta que las inversiones que el capitán Gotardo Calimano efectuó en apenas dos décadas en la adquisición de bienes, fundamentalmente raíces, fue superior a los cinco millones de maravedíes. Aunque tal vez no sea tan conocido como otros mercaderes extranjeros coetáneos, como Francisco Mustelier, Juan de Remont o Enrique Nicolás, sí que jugó un papel significativo y adquirió cierta notoriedad en la ciudad de Las Palmas hasta el punto que, durante bastante tiempo, dio nombre a la calle que bajaba del convento de San Francisco a la de Triana, situación que cambiaría, posteriormente, a favor de otros comerciantes: los malteses (RUMEU DE ARMAS, 1991: III 1º, 302).

Indudablemente, los motivos que propician la aparición de la segunda generación de la familia en la isla son similares, por cuanto se distingue una evidente intención de dedicarse al negocio mercantil, pero, al mismo tiempo, difieren desde el momento que no surgen de motu propio, sino acudiendo a la llamada del familiar que requiere su asistencia. Como hemos analizado, dos de ellos contrajeron matrimonio en Las Palmas, lo que sugiere un propósito de avecindamiento y permanencia definitiva, mientras que algún miembro del clan aprovecha su estancia en la isla como escala hacia el continente americano.

De todos ellos, únicamente Gotardo Calimano Nardari se mantuvo de manera continuada hasta su fallecimiento. En él, podemos observar claramente el “proceso de hispanización”, tal y como lo denominaría Everaert (EVERAERT, 1991): por un lado, las actividaV

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 69

des económicas centradas fundamentalmente

en el comercio y que se complementan con

otras encuadradas en el mundo de las rentas;

por otro lado, la inversión de los beneficios

obtenidos en la adquisición de bienes raíces.

Pero, además, se detecta un claro interés por

ocupar cargos de cierta relevancia social que

le permita mantener contactos más estrechos

con la élite socioeconómica de la isla. De ahí,

su entrada en las milicias canarias en las que

va adquiriendo lentamente puestos de mayor

categoría. Se trata de una circunstancia que

suele producirse en la segunda generación de

foráneos asentados en las islas, pero que, en

este caso, se da de una forma muy temprana.

Dichos nexos con la élite social insular constituyen

uno de los pilares para la aceptación y

ascenso en la escala social. Calimano Nardari

era consciente de ese hecho y se tradujo en la

adopción de ciertas estrategias, como el apadrinamiento

en los bautismos de sus hijos por

personajes significativos59, o el ingreso en las

milicias insulares.

Las uniones con los miembros de las

capas preeminentes de la sociedad local se

mantuvieron en la segunda generación. Su hija

Catalina casó con el capitán Salvador González

de la Fuente, que llegó a ser alcalde real

de Telde, mientras que su hijo Nicolás Francisco

hizo lo propio con Dª. Ignacia Mayor de

Cubas, hija del alférez Diego Mayor de Cubas

y D.ª Juana María Romero60. Otros prefirieron

mantener sus vínculos con los colectivos

originarios, como su hijo Fernando, que contrajo

matrimonio con D.ª Josefa Charbonier y

Marchand, hija de D. Juan Charbonier y D.ª

Ana Teresa Marchand, ambos de origen francés61,

y cuyo padre pertenecía a la burguesía

mercantil grancanaria. De esta manera, sin

abandonar sus contactos con el ámbito de los

negocios mercantiles, los Calimano entraron

de lleno en el grupo social más acomodado

de la sociedad insular, consolidándose como

una de las familias más relevantes en el siglo

XVIII.

Dado que, cuando falleció, sus hijos

eran de corta edad, cabe preguntarse hasta

qué punto los objetivos alcanzados con dichos

matrimonios lo fueron por los esfuerzos del

padre fallecido o por los del resto del grupo

familiar. A pesar de todo, no cabe duda de que

las intenciones iniciales permanecieron en el

subconsciente familiar y se desarrollaron a

pesar de la ausencia del cabeza de familia, lo

que puede interpretarse, en último caso, como

un triunfo de sus pretensiones.

V

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 70 Notas

1 (A)rchivo (H)istórico (P)rovincial de (L)as (P)almas, (P)rotocolos (N)otariales, Gil de Quesada Leg. 758 fol. roto (1545/Octubre/23), para el primero; y fol. 126 rto.-vto. (1545/Marzo/18), para el segundo, el cual recibió en dote 100.000 maravedíes de Catalina Guerra.

2 Ese año vende un esclavo en 800 reales que previamente había adquirido a un vecino de Las Palmas. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1285 fol. 255 rto.-256 rto. (1670/Octubre/16).

3 A.H.P.L.P., P.N., José Bethencourt Herrera Leg. 1328 fol. 80 rto.-81 vto. (1676/Mayo/6).

4 (A)rchivo (H)istórico (D)iocesano del (O)bispado de (C)anarias, Archivos parroquiales, Parroquia del Sagrario Libro IV de Matrimonios (1670/Noviembre/17).

5 Beatriz Hidalga de Segura le da poder para cobrar 859 reales de un mercader vecino de Sevilla. A.H.P.L.P., P.N., Baltasar González Perera Leg. 1246 fol. 119 rto.-120 rto. (1671/Marzo/roto).

6 A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1342 fol. 299 rto.-300 vto. (1673/Septiembre/16).

7 A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1342 fol. 153 rto.-163 rto. (1673/Abril/14), para la compraventa de las casas; y fol. 171 vto.-177 rto. (1673/Abril/17), para la imposición del tributo.

8 Como garantía hipotecan toda su hacienda de mercadurías que tenía en su tienda, las casas altas de su mirada y una esclava negra. A.H.P.L.P., P.N., Melchor Gumiel de Narváez Leg. 1384 fol. 223 rto.-225 vto. (1676/Mayo/5).

9 A.H.P.L.P., P.N. José García Leg. 1346 fol. 92 vto.-94 vto. (1680/Febrero/25).

10 Otorga poder para su administración así como para cobrar 800 reales que había prestado a Jerónimo de Loreto para su despacho en el mismo navío. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1343 fol. 188 rto.-189 vto. (1674/Octubre/3).

11 Las mercadurías las había llevado Juan Martín de Fuentes y no habían tenido noticias del mismo. A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1411 fol. 153 rto.-155 vto.

12 Con su procedido debía pagar unas libranzas dadas sobre él por Jerónimo Gerardo. A.H.P.L.P., P.N., Andrés Álvarez de Silva Leg. 1452 fol. 18 rto.-19 vto. (1692/Diciembre/31).

13 Él mismo lo señala en una declaración testamentaria en caso de que fallezca en el viaje. A.H.P.L.P., P.N., Tomás de Melo Leg. 1366 fol. 490 vto.-492 rto. (1683/Octubre/25).

14 Renueva un poder dado a su esposa con motivo del anterior viaje de 1683. A.H.P.L.P., P.N., Tomás de Melo fol. roto (1687/roto).

15 A él daba poder cobrar cantidades que le debiesen por libranzas, conocimientos y demás. A.H.P.L.P., P.N., Melchor Gumiel de Narváez Leg. 1384 fol. 418 vto.-419 vto. (1676/Agosto/19).

16 A.H.P.L.P., P.N., Andrés Álvarez de Silva Leg. 1447 fol. 198 vto.-200 vto. (1684/Noviembre/24). Este poder se lo reiteraría años más tarde. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1400 fol. 177 vto.-180 rto. (1687/Septiembre/20).

17 Se concertaba en pagar 300 pesos de a 8 reales por cada mes, de los dos meses y medio estipulados, que tenía para llevar la carga a Cádiz y descargarla. A.H.P.L.P., P.N., Tomás de Melo Leg. 1368 fol. 6 rto.-7 vto. (1687/Febrero/15).

18 A.H.P.L.P., P.N., Cristóbal Suárez de Medina Leg. 2377 fol. 202 vto.-203 vto. (1683/Septiembre/10). Salvador Rodríguez, igualmente vecino de Guía, ajustó cuentas con el capitán Calimano en 1690 de mercadurías que había llevado de su tienda para venderlas en aquella villa y reconocía deberle 159.702 maravedíes; por no abonar en los plazos se le embargaron los bienes y finalmente terminó de ajustar todas las deudas con la viuda del mercader. A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1412 fol. 110 vto.-112 vto. (1693/Junio/19).

19 A.H.P.L.P., P.N., Tomás de Melo Leg. 1366 fol. 250 vto.-252 rto. (1679/Septiembre/19), y José García Leg. 1346 fol. 6 rto.-7 vto. (1680/Enero/5).

20 A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1407 fol. 74 rto.-77 rto. (1685/Julio/1).

21 Además le daba poder para administrar la fragata, venderla en caso de poder hacerlo y si no la vendiese traerla de vuelta a la isla cargada de mercadurías. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1346 fol. 94 vto.-96 rto. (1680/Febrero/26).

22 Las tierras las había conseguido el dicho licenciado por merced real de 14 de octubre de 1680. A.H.P.L.P., P.N., Lázaro Figueroa Vargas Leg. 1422 fol. 46 rto.-50 rto. (1681/Febrero/17).

23 A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1295 fol. 362 rto.-364 vto. (1684/Septiembre/2).

24 Del valor de la casa se bajaban 19.200 maravedíes por un tributo que pagaba al convento de Santo Domingo. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1296 fol. 74 rto.-81 vto. (1685/Abril/6).

25 La venta incluía media suerte de agua del heredamiento de Satautejo. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1295 fol. 457 rto.-460 vto. (1684/Diciembre/16).

26 En 1688 redime 240.000 maravedíes merced a deudas que le debía la vendedora como de 96.000 maravedíes que le había pedido como ayuda; entre 1690 y 1691 redime 96.000 maravedíes; y en 1692 otros 96.000 maravedíes, por lo que, cuando falleció ese mismo año, el tributo se había reducido a 528.000 maravedíes de principal. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1298 fol. 176 rto.-178 vto. (1688/Octubre/10); Diego Álvarez de Silva Leg. 1299 fol. 39 vto.-41 vto. (1691/Febrero/4); y Lázaro Figueroa Vargas Leg. 1427 fol. 190 vto.-192 vto. (1692/Mayo/17).

27 Las tierras de la Vega fueron parte del pago del licenciado Mateo Pérez de Villanueva dadas en tributo a Fernando

V

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Pérez de Quevedo por 8.000 reales de tributo. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1298 fol. 181 vto.-186 vto.

(1687/Septiembre/3). Esta huerta la arrendaría al año siguiente en precio de 420 reales a Juan de Herrera, labrador,

vecino de Teror. A.H.P.L.P., P.N. José García Leg. 1349 fol. 52 rto.-54 vto. (1688/Marzo/20).

28 A.H.P.L.P., P.N., Jerónimo del Toro Leg. 1441 fol. 556 rto.-559 rto. (1688/Octubre/21).

29 Del precio final, 144.000 maravedíes se abonaban por dos tributos impuestos a favor del monasterio de S. Bernardo

y 240.000 maravedíes quedaban impuestos a tributo sobre las tierras a favor del vendedor. A.H.P.L.P., P.N., José

García Leg. 1350 fol. 37 vto.-43 vto. (1689/Abril/13).

30 En 1689 compra un cercado de tierras en los cercados de Vegueta con nueve horas de agua en precio de 48.000

maravedíes. A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1409 fol. 128 rto.-131 vto. (1689/Mayo/17). En 1691 se hace

con la propiedad de la cuarta parte de una huerta cerca de la portada de los Reyes con la parte que le tocaba en una

vivienda por valor de 15.120 maravedíes. A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1411 fol. 309 vto.-313 rto. (1691/

Diciembre/17).

31 El valor final de las obras se pagarían la mitad en ropa de la tienda de Calimano y la mitad en contado. A.H.P.L.P.,

P.N., José García Leg. 1348 fol. 120 rto.-vto. (1683/Mayo/13).

32 A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1347 fol. 116 rto.-118 vto. (1682/Agosto/11), para el primero; y fol. 194 rto.-198

vto. (1682/Noviembre/19), para el segundo.

33 Le hacía la donación por haberle criado. A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1293 fol. 328 rto.-329 vto.

(1681/Diciembre/19).

34 El testamento se otorgó ante el escribano Lázaro Figueroa, cuyo legajo a ese año se encuentra en mal estado. Un

traslado del testamento se encuentra en un poder otorgado por la viuda. A.H.P.L.P., P.N., Andrés Álvarez de Silva

Leg. 1452 fol. 18 rto.-19 vto.

35 A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1412 fol. 15 rto.-16 rto.

36 A.H.P.L.P., P.N., Luis Castilla Valdés Leg. 1522 sin fol. (1710/Noviembre/22), y Raimundo Estañol Leg. 1569 fol. 4

rto.-8 rto. (1715/Febrero/15).

37 A.H.D.O.C., Sacramental, Expedientes de soltería expdte. 16 (1685/Octubre/24).

38 En este documento ya aparece como residente en la isla. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1346 fol. 94 vto.-96

vto. (1680/Febrero/26).

39 A.H.P.L.P., P.N., Diego Álvarez de Silva Leg. 1295 fol. 337 vto.-338 rto. (1684/Agosto/30).

40 A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1400 fol. 107 vto.-109 rto. (1686/Agosto/7).

41 Los mercaderes mencionados fletaron un navío para hacer viaje a Santiago de Cabo Verde cargado de mercadurías

en cabeza de Antonio Calimano y Enrique Mosser para que su procedido lo dispusiesen en lo que mejor les pareciese.

Por embarazos puestos por el corregidor de esa isla, hicieron viaje a la isla de Fuego donde desembarcaron la carga

para su venta. A.H.P.L.P., P.N., Jerónimo del Toro Leg. 1441 fol. 317 vto.-320 rto. (1687/Diciembre/17).

42 A.H.P.L.P., P.N., Jerónimo del Toro Leg. 1441 fol. 322 rto.-323 rto. (1688/Enero/5).

43 A.H.D.O.C., Sacramental, Expedientes de soltería expdte. 14 (1690/Agosto/8).

44 Se encarga de llevar 20.000 reales para entregarlos en Caracas a D. Gonzalo Barreto por orden del capitán Jerónimo

Gerardo, vecino de Cádiz. A.H.P.L.P., P.N., Francisco Ortega Leg. 1411 fol. 50 vto.-52 vto. (1691/Enero/19).

45 Se trata de un poder para cobrar del susodicho 633 pesos y 2 reales y medio que quedaron muerte de su primo

Bartolomé Calimano. A.H.P.L.P., P.N., Esteban Perdomo Leg. 1471 fol. 172 rto.-173 vto. (1697/Octubre/15).

46 Aunque se le prometieron en dote diez mil reales, en la carta de pago sólo constan 9.600 repartidos en unas casas

en Triana valoradas en 3.500 reales, prendas de oro y plata en 1.100 reales, menaje, vestuario y demás en 3.000

reales y otros 2.000 reales en dineros de contado. A.H.P.L.P., P.N., Tomás de Melo Leg. 1369 fol. 154 vto.-157 vto.

(1690/Agosto/19), para la promesa dotal, y fol. 182 rto.-184 vto. (1690/Diciembre/8), para el recibo de la dote.

47 Vid. Nota 45.

48 A.H.P.L.P., P.N., Cristóbal Roteta Leg. 1488 fol. 56 rto.-57 vto. (1700/Marzo/29). Los autos para la obtención de la

tutela se insertan en un poder otorgado por Eugenia Jaimes de Loreto, su viuda, a Francisco Calimano para cobrar

todos los bienes que dejó su marido. Una de ellas, Angela Calimano, casó en 1722 con D. Alonso Olivares del Castillo,

hijo de la Iglesia. A.H.D.O.C., Archivos parroquiales, Parroquia del Sagrario Libro VI de Matrimonios fol. 244 vto.

(1722/Diciembre/7).

49 En 1695, reconocía una deuda a favor de Nicolás Valois, mercader, vecino de Las Palmas, por cantidad de 269.826

maravedíes de resto de ropa que había sacado de su almacén. A.H.P.L.P, P.N., Lucas de Betancourt Cabrera Leg.

1477 fol. 259 rto.-vto. (1695/Agosto/25).

50 A.H.P.L.P., P.N., José Rodríguez Ferrer Leg. 1513 fol. 26 rto.-31 vto. (1702/Enero/19). Queremos agradecer al

personal del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas la ayuda facilitada para consultar este documento.

51 A.H.P.L.P., P.N., Lázaro Figueroa de Vargas Leg. 1431 fol. 114 rto.-118 vto. (1696/Marzo/19).

52 A.H.P.L.P., P.N., Lázaro Figueroa de Vargas Leg. 1432 fol. 68 rto.-70 vto. (1697/Marzo/4), para el primero; y fol. 270

vto.-275 rto. (1697/Agosto/2), para el segundo.

53 Todos estos datos se incluyen en los documentos que se protocolizan en 1779 por Francisco José Calimano junto

con otros que había registrado D. Fernando Calimano, hijo del capitán Gotardo Calimano Nardari, en 1756. A.H.P.L.P.,

P.N., Pablo de la Cruz Machado Leg. 1641 sin foliar (1756/Julio/1).

ISSN 1133-598X · Vegueta·11/09-10 · página 72 B

i

bliorafía

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54 Dado que sus padres habían fallecido, fue dotada por su hermano el licenciado Francisco Jiménez de Contreras. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1350 fol. 164 rto.-167 rto. (1690/Julio/25).

55 Gotardo Calimano señalaba que había heredado de su mujer dos partes en una esclava y hacía donación de dichas partes. A.H.P.L.P., P.N., José García Leg. 1351 fol. 71 vto.-74 rto. (1691/Julio/19).

56 A.H.D.O.C., Archivos parroquiales, Parroquia del Sagrario Libro IV de Matrimonios (1691/Agosto/27).

57 (A)rchivo (P)arroquial de (S)an (J)uan (B)autista de Telde, Sacramentales, Libro 11 de Bautismos fol. 142 vto., y Libro 12 de Bautismos fols. 59 rto.-vto, 113 rto. y 188 vto.

58 A.P.S.J.B., Sacramentales, Libro 4 de Defunciones fol. 76 vto.-77 rto.

59 Por ejemplo, el padrino de su hija Catalina fue el sargento mayor D. José de la Rocha, regidor perpetuo de Gran Canaria mientras que el de su hijo Pedro Manuel fue el capitán D. Fernando del Castillo Olivares. A.P.S.J.B., Sacramentales, Libro 11 de Bautismos fol. 142 vto. , y Libro 12 de Bautismos fol. 59 rto.-vto., respectivamente.

60 A.H.D.O.C., Archivos parroquiales, Parroquia del Sagrario Libro VI de Matrimonios fol. 235 vto (1721/Septiembre/1).

61 A.P.S.J.B., Sacramentales, Libro 4 de Matrimonios fol. 125 rto. (1733/Diciembre/27).